Género: Narrativa
Traducción: Adolfo García Ortega
Editorial: Seix Barral
SINOPSIS:
Guibrando Viñol no es ni guapo ni feo, ni gordo ni flaco. Su trabajo
consiste en destruir lo que más ama: es el encargado de supervisar la
Cosa, la abominable máquina que tritura los libros que ya nadie quiere
leer. Al final de la jornada, Guibrando saca de la entrañas del monstruo
las pocas páginas que han sobrevivido a la carnicería. Cada mañana, en
el tren de las 6.27, se dedica a leerlas en voz alta para deleite de los
pasajeros habituales. Un día descubre por casualidad una pieza de
literatura atípica que le cambiará la vida.La amistad une a un grupo de personajes aparentemente anodinos, probables compañeros invisibles de nuestros viajes cotidianos en tren, que esconden mundos extraordinarios donde todo es posible: un vigilante de seguridad que habla en verso, una princesa cuyo palacio es un aseo público, un mutilado que busca sus piernas. En una mezcla insólita de humor negro y dulzura, celebramos con ellos el triunfo de los incomprendidos.
OPINIÓN:
Escogí esta lectura por curiosidad, apenas sabía de otras opiniones o
comentarios, solamente tenía una idea vaga de lo que podía tratar por el
título y poco más. Así pues, me lo he leído sin esperar nada en
particular, por lo que me ha gustado bastante, aunque no la calificaría
de obra maestra, le falta mucho para eso.
La trama está protagonizada por Guibrando Viñol, un hombre soltero de 36 años, cuyas posesiones más preciadas son un pez rojo y un mini piso. Cada día toma el tren de las 6 y 27 de la mañana para ir a trabajar a la fábrica, donde se encarga del cuidado de una máquina que destruye libros. Sin embargo, a él le gustan los libros y en el trayecto a la fábrica se dedica a rescatar las palabras que pueblan sus páginas leyendo en voz alta. Esta afición le llevará a conocer y descubrir otras vidas ajenas a la suya, pero muy similares, como la de Julie.
Al principio el relato es extraño, oscuro, pero conforme se avanza vas comprendiendo a Guibrando y cuando se conoce a su amigo italiano, o entra en escena Julie, este se vuelve entrañable.
Como ya he mencionado, no es que sea una novela trascendental, pero sirve para pasar un buen rato, sobre todo por los personajes que caen simpáticos, Guibrando y Julie. Además, me ha parecido una historia curiosa y diferente, los personajes son imperfectos, llevan una rutina corriente, lo que les hace especial son sus aficiones o necesidades. Quien quiera conocerlas tendrá que leer la novela. Por último, pienso que tiene posibilidades de convertirse en una futura producción del cine francés, ahí lo dejo.
La trama está protagonizada por Guibrando Viñol, un hombre soltero de 36 años, cuyas posesiones más preciadas son un pez rojo y un mini piso. Cada día toma el tren de las 6 y 27 de la mañana para ir a trabajar a la fábrica, donde se encarga del cuidado de una máquina que destruye libros. Sin embargo, a él le gustan los libros y en el trayecto a la fábrica se dedica a rescatar las palabras que pueblan sus páginas leyendo en voz alta. Esta afición le llevará a conocer y descubrir otras vidas ajenas a la suya, pero muy similares, como la de Julie.
Al principio el relato es extraño, oscuro, pero conforme se avanza vas comprendiendo a Guibrando y cuando se conoce a su amigo italiano, o entra en escena Julie, este se vuelve entrañable.
Como ya he mencionado, no es que sea una novela trascendental, pero sirve para pasar un buen rato, sobre todo por los personajes que caen simpáticos, Guibrando y Julie. Además, me ha parecido una historia curiosa y diferente, los personajes son imperfectos, llevan una rutina corriente, lo que les hace especial son sus aficiones o necesidades. Quien quiera conocerlas tendrá que leer la novela. Por último, pienso que tiene posibilidades de convertirse en una futura producción del cine francés, ahí lo dejo.
Dolors Martínez
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